domingo, 4 de octubre de 2009

Hijos de perra epilépticos

Se llama Gaspar, ha tenido pulgas, garrapatas y ataques de epilepsia. Ah, y tiene cuatro patas y cola. Es el perro que he tenido por tres años, y que al igual que yo resultó ser un epiléptico. Justo cuando yo era el único que tenía el centro de atención. Ahora mi perro y yo competimos por la lástima de la familia.

Los ataques de Gaspar eran así: sus patitas tiesas, su hocico comprimido, el rabo entre las patas y obvio, las convulsiones. Silencioso como nunca antes, el perro se robaba la compasión de su familia, de mi familia.

Así como yo tomo carbamazepina para eliminar las convulsiones, también existen medicamentos que ayudan a aplacar las crisis en gatos y perros. Porque el mundo felino tampoco se salva.

Fenobarbital es el nombre del medicamento más utilizado en el tratamiento para animales. Debe suministrarse dos veces al día y mínimo por seis meses.

Gaspar hace meses que no convulsiona, yo hace años. El perro está a punto de terminar su tratamiento, yo también. Nunca supimos el origen de la epilepsia de Gaspar, tampoco el mío. Si yo tuviera cuatro patas y cola, seríamos exactamente iguales.